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martes, 17 de junio de 2025

El Espíritu Santo mueve la misión en Toledo

 En la entrevista, concedida a las Obras Misionales Pontificias, unos chicos de Toledo, que van a hacer una experiencia de misión este verano, cuentan cómo les vino la idea de poner en marcha un festival de música católica que tendrá lugar este sábado 21 de junio, en medio de las fiestas del Corpus de Toledo. En la entrevista también hablan de sus inquietudes misioneras y, sobre todo, de Dios, al que hay que poner en el centro de nuestras vidas. En esta entrevista:

“El festival surgió a raíz de un concierto católico que tuvimos en Toledo”, cuenta Irene. “Estaba allí uno de los concejales de Toledo. Pilar y yo, que muchas veces siempre hacemos todo relacionado con el Señor juntas, nos surgió como un deseo muy fuerte de decirle oye, y por qué no hacemos esto, pero a lo grande en Toledo, que al final en Toledo es donde vivimos y nunca se ha hecho un festival así. Y se lo comentamos y nos dijo que sí. Y estaba por allí también el alcalde de Toledo. Se lo dijimos también. Nos dijo que sí y a raíz de ahí –esto fue en noviembre–, no volvimos a saber nada hasta febrero que nos volvieron a escribir. Nos dijeron: oye, tenemos una fecha para vuestro festival en pleno Corpus Toledo, el 21 de junio. Dijimos: en el Corpus, es que es el Señor. Dijimos que sí”.

David que, junto Irene y Pilar, ha impulsado este festival –que lleva como título “Más allá del ruido”, cuenta que “muchas veces tenemos mucho ruido y el ruido no solamente se puede asociar con lo que viene del sonido, sino con nuestra propia rutina. Por lo tanto, nosotros queríamos un poco parar el tiempo y ver qué hay más allá de todo ese ruido, de todo eso que nos rodea a cada uno de nosotros, en lo cual está el Señor, pero solamente le vemos en muchas ocasiones cuando nos paramos, cuando decimos voy a ver qué está ocurriendo en mi vida, de dónde viene y hacia dónde va. Y en todo eso, en todo eso está el Señor. Tenemos unas camisetas y en las camisetas hablábamos de que el Señor escribe nuestra canción. El Señor ha escrito nuestra canción, nosotros ya simplemente estamos en todo ese proceso de mucha melodía en el cual habrá más gente cantando, menos gente cantando. Todo el mundo se puede unir a nuestra canción. Católicos, no católicos, al igual que el festival está abierto a todo el mundo y tiene un fin. Y ese fin es también dado por el Señor. Entonces, queríamos aprovechar para, un poco, como labor de evangelización, y no solamente como labor de evangelización, sino para también mostrar lo que es la vida detrás de todo esto”.

“Los artistas que van a venir”, enumera Irene, “son Estenez, que era conocido como Grilex, James Herrera, Shemá, Javier Portela, Siete días que son un grupo de Toledo, Kénosis y varios raperos que serían Aisha Ruah, Dom Pr y NFTW. Bueno, tiene una importancia vital. El Corpus es la fiesta mayor de Toledo y en la Fiesta Mayor de Toledo debe de haber cabida a música católica. Entonces, al final el festival está hecho por y para el público, por y para todo el mundo. Ya no solamente la gente de Toledo, sino toda la gente que quiera venir, que está invitada. Entonces, aprovechando esa fiesta mayor que es el Corpus Christi de Toledo, aprovechando todos los eventos que se van a realizar, pues por qué no va a haber cabida a un festival en el cual haya músicos católicos. A ver, lo que pretendemos es que vean que la música católica, pues al final es igual que cualquier tipo de música, porque al final dicen o música católica y rechazan muchas veces escucharla. Pero es que es pop católico, rap católico, hay hasta reggaetón católico. Entonces cualquier persona que esté allí, si le gusta ese tipo de música, es que por mucho que sea católica, le va a gustar. Lo que pretendemos es que gente que no conozca ninguno de estos grupos, que esté por ahí, casualmente, se quiera quedar porque le guste. Y estaría muy bien que a raíz de eso, pues como que conociese más de cosas católicas, por ejemplo, los mensajes de las letras y de todo lo que los grupos quieran transmitir”.

David dice que “Dios no está donde ve el hombre, sino que Dios está dentro de nuestro corazón. Por lo tanto, muchas veces nosotros vamos por la calle andando y vemos a millones de personas que tienen cada uno su vida. Y muchas veces no somos capaces de ver que Dios también está dentro de sus corazones. También es como una invitación a decir: mira lo que Dios te tiene preparado. Sal de tu rutina y déjate un poco hacer. No pretendemos que tú te conviertas, pero simplemente dale una oportunidad. Al igual que tú en tu vida das muchísimas oportunidades a muchísimas personas, por qué no vas a dar una oportunidad a algo que desconoces, algo que posiblemente te va, que seguro que te va a hacer muy feliz, pero tú lo desconoces”.

Ver entrevista completa.


XXXIV Edición de la Escuela de Formación Misionera

 XXXIV Edición de la Escuela de Formación Misionera
Curso 2025
15 septiembre a 5 diciembre

          La Escuela de Formación Misionera anuncia la apertura del plazo de matrícula para su XXXIV edición, que tendrá lugar del 15 de septiembre al 5 de diciembre de 2025. Un año más, la Escuela contará con más de 30 profesores misioneros especialistas en su área, quienes, a lo largo de los 4 bloques de contenidos, acompañarán a los alumnos en el proceso de profundización sobre los fundamentos de la misión, retos y desafíos, marco global de acción misionera y los diferentes ámbitos culturales de la misión.

          La Escuela de Formación Misionera tiene como finalidad ofrecer un espacio de reflexión y de formación misionera de preparación inmediata para quienes parten a la Misión ad gentes, quienes llegan a España como destino de misión, y quienes buscan un espacio de reciclaje de formación misionera. Esta formación está dirigida a religiosos, sacerdotes y laicos, en una apuesta de formación conjunta al servicio de la misión de la Iglesia Universal.

La Escuela continúa apostando por la formación presencial, siendo este el formato privilegiado de asistencia. Este año, como novedad, se ofrece también la modalidad de formación online para quienes, por motivos excepcionales, la asistencia presencial sea inviable. De esta manera, la Escuela de Formación Misionera busca dar respuesta a las necesidades de formación misionera de quienes residen fuera de España o de quienes partieron a su destino de misión sin realizar la formación.

          Recordamos que, desde el curso 2024, la Escuela está adscrita al Instituto Superior de Ciencias Religiosas y Catequéticas San Pío X integrado en la Universidad Pontificia de Salamanca.

          El programa detallado del curso y el acceso al formulario de inscripción está ya disponible en www.EscuelaFormacionMisionera.org


Escuela de Formación Misionera
info@escuelaformacionmisionera.org


viernes, 13 de junio de 2025

Comentario: Solemnidad de la Santísima Trinidad

Unión Misional Pontificia – D.A.N. Nguyen – Año C – Comentario Domingo Santísima Trinidad

 DOMINGO. SANTÍSIMA TRINIDAD, solemnidad (AÑO C)
 Prov 8,22-31; Sal 8; Rom 5,1-5; Jn 16,12-15 

 La misión de la Trinidad 

 La solemnidad de la Santísima Trinidad se celebra el domingo siguiente a Pentecostés, es decir, después de la celebración de la efusión del Espíritu Santo. Esta secuencia se debe a que, como nos enseña el Catecismo de la Iglesia Católica «el envío de la persona del Espíritu tras la glorificación de Jesús (cf. Jn 7,39), revela en plenitud el misterio de la Santa Trinidad» (Catecismo de la Iglesia Católica 244). Se trata del «misterio central de la fe y de la vida cristiana», como señala el Catecismo, que continúa al respecto: «Es el misterio de Dios en sí mismo. Es, pues, la fuente de todos los otros misterios de la fe; es la luz que los ilumina. Es la enseñanza más fundamental y esencial en la “jerarquía de las verdades de fe” (DCG 43). “Toda la historia de la salvación no es otra cosa que la historia del camino y los medios por los cuales el Dios verdadero y único, Padre, Hijo y Espíritu Santo, se revela a los hombres, los aparta del pecado y los reconcilia y une consigo” (DCG 47)» (Catecismo de la Iglesia Católica 234). 
La Santísima Trinidad es, pues, el misterio de los misterios y, como misterio de Dios, permanece siempre insondable a pesar de los esfuerzos humanos. Por eso, la solemnidad de hoy, con las oraciones y las lecturas de la misa, ofrece la oportunidad, no tanto de explicar todo lo relativo al misterio de la Trinidad, sino de invitarnos a los cristianos a contemplar, aún más profundamente, la vida del Dios trino en el que está inmersa nuestra vida. 

 1. Un misterio divino revelado pero humanamente inaccesible

 En primer lugar, al hablar de la Trinidad, hay que subrayar con fuerza que se trata de un misterio inaccesible a la mente humana, y que sólo se revelará al final de los tiempos a través de la misión de Jesús y del Espíritu. En pocas palabras, creemos en el Dios trino, Padre, Hijo, Espíritu Santo, no gracias a algún razonamiento humano que nos convenza y nos haga “entender” una realidad tan compleja, sino única y exclusivamente en base a la revelación de Jesucristo, transmitida por los apóstoles bajo la acción del Espíritu Santo, llamado por Jesús en el evangelio de hoy como “Espíritu de la verdad”, que “guiará [a los apóstoles] hasta la verdad plena”.

 El Catecismo nos enseña a este respecto: 
 La Trinidad es un misterio de fe en sentido estricto, uno de los misterios escondidos en Dios, "que no pueden ser conocidos si no son revelados desde lo alto" (Concilio Vaticano I: DS 3015). Dios, ciertamente, ha dejado huellas de su ser trinitario en su obra de Creación y en su Revelación a lo largo del Antiguo Testamento. Pero la intimidad de su Ser como Trinidad Santa constituye un misterio inaccesible a la sola razón e incluso a la fe de Israel antes de la Encarnación del Hijo de Dios y el envío del Espíritu Santo. (Catecismo de la Iglesia Católica 237).

 Por tanto, para explicar el misterio de la Trinidad, cualquier razonamiento, imagen o metáfora terrenal (como los tres estados del agua, las tres acciones del rayo de luz...) nunca será suficientemente satisfactorio, aunque pueda ayudarnos a “entender” en parte. (De hecho, con este tipo de explicaciones humanas a veces se corre el riesgo de que surjan más preguntas y perplejidades que antes, así como una visión no del todo exacta de la realidad divina).

 El único fundamento seguro siguen siendo las palabras y los hechos de Jesucristo en los Evangelios transmitidos en la Iglesia, bajo la guía del Espíritu Santo. Creemos en la Trinidad porque creemos en Jesucristo que llama a Dios Padre, que se llama a sí mismo Hijo y que revela al Espíritu Santo. Por eso el Papa Francisco reiteró con autoridad y sencillez en una de sus enseñanzas «Es un misterio que nos ha revelado Jesucristo: la Santa Trinidad» (PAPA FRANCISCO, Ángelus, Plaza de San Pedro, Solemnidad de la Santísima Trinidad - Domingo, 30 de mayo de 2021). 

A este respecto, siempre es útil recordar la historia (legendaria) de San Agustín, doctor de la Iglesia, que en su época trató de comprender el misterio de la Trinidad (¡nos dejó para la posteridad un gran tratado, De Trinitate, en 15 volúmenes sobre la Trinidad!). Mientras estaba ocupado meditando sobre esto, caminando por la orilla del mar, de repente vio a un niño jugando en la playa. El niño se afanaba en sacar agua del mar con una concha y verterla en un agujero que había escavado en la arena. El santo le preguntó con curiosidad: “¿Qué estás haciendo” Y la respuesta fue: “Estoy sacando toda el agua del mar y la voy a poner en este hoyo”. Y San Agustín le dijo, riendo: “Mi querido niño, ¿no ves lo grande que es el mar y lo pequeño que es tu agujero? ¿Cómo puedes pensar en meter toda el agua del mar en él?, es imposible” En ese momento, el niño se convirtió en un ángel y dijo a Agustín: “Más imposible es lo que tú estás haciendo. ¿Cómo puedes tratar de comprender en tu pequeña mente el misterio de Dios?”. 

 2. La misión de la Trinidad para la humanidad

 El misterio de la Trinidad debe experimentarse y vivirse cada vez más para crecer constantemente en su comprensión. En realidad, el Dios trino revela su vida interior a través de su acción, su misión, en la historia humana, como expresa la oración de la Colecta: «Dios Padre, que al enviar al mundo la Palabra de verdad y el Espíritu santificador, revelaste a todos los hombres tu misterio admirable». Desde aquí podemos ver claramente el proceso de revelación trinitaria precisamente en el envío, es decir, en la “misión”, del Hijo y del Espíritu, y esto sirve no sólo para dar a conocer algo sobre la vida divina, sino también y sobre todo para donar la plenitud de tal vida a todos los que abren su corazón para recibirla. En otras palabras, Dios se revela en su misión para la salvación y felicidad del hombre, desde la creación hasta el fin del mundo. 

Así, en la plenitud de los tiempos, la misión de Dios Padre es realizada concretamente por Jesucristo, el Hijo de Dios mismo, y esta misión del Padre y del Hijo es luego continuada en el tiempo por el Espíritu Santo. Así surge la cadena de la misión divina en la historia, missio Dei - missio Christi/Filii - missio Spiritus Sancti. Esta cadena, sin embargo, sólo sirve para marcar los diversos períodos históricos anteriores y posteriores a la vida terrenal de Cristo, Hijo y Verbo encarnado del Padre, porque la misión divina para la salvación de la humanidad fue, es y será siempre cumplida conjuntamente por todas las personas de la Trinidad: Padre, Hijo, Espíritu Santo, en una perfecta unidad divina. Por lo tanto, utilizando un juego de palabras en italiano, el misterio de la Trinidad es el misterio del Dios trino que “si fa in quattro” para llevar la salvación y la felicidad divina a la humanidad (En italiano, la expresión “si fa in quattro” quiere decir que “hace lo imposible”). Esto ya se podía ver, de forma misteriosa, en los relatos de la creación del Antiguo Testamento con la presencia de la Sabiduría divina junto a Dios creador (primera lectura), así como con la referencia a la acción del Espíritu de Dios (cf. Gen 1,2; Sal 104,30). Jesús mismo ha afirmado que el Padre siempre actúa y también Él (cf. Jn 5,17), y el icono bíblico emblemático de la “cooperación trinitaria” en la misión divina para la humanidad sigue siendo la escena del bautismo de Jesús en el río Jordán. Más aún, la interacción y “cooperación” entre las Personas divinas en el anuncio de las cosas de Dios se vislumbra también en el evangelio de hoy, a partir de la explicación de Jesús a sus discípulos: «Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que [el Espíritu] recibirá y tomará de lo mío y os lo anunciará».

 La misión constante del Dios uno y trino para el hombre se cumple por y en el amor, al igual que se revela con y en Jesús, el Hijo de Dios, que declara: «Porque tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna» (Jn 3,16). No puede ser de otro modo, porque «Dios es amor» (1 Jn 4,8.16), y esto quiere decir cómo nos ha explicado el Papa Francisco recientemente, «El Padre es amor, el Hijo es amor, el Espíritu Santo es amor. Y en cuanto es amor, Dios, aunque es uno y único, no es soledad sino comunión, entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Porque el amor es esencialmente don de sí mismo, y en su realidad originaria e infinita es Padre que se da generando al Hijo, que a su vez se da al Padre, y su amor mutuo es el Espíritu Santo, vínculo de su unidad» (PAPA FRANCISCO, Ángelus, Plaza de San Pedro, Solemnidad de la Santísima Trinidad - Domingo, 30 de mayo de 2021).

 3. Nuestra misión en la Trinidad

 Como nos revela la Palabra de Dios en la Escritura, hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios (cf. Gn 1,26-27), de ese Dios que se ha revelado como uno y trino “Trinidad perfecta y simple Unidad” (expresión de San Francisco de Asís) de la comunión y del amor divino. «Pues en él vivimos, nos movemos y existimos», como recuerda San Pablo en su discurso misionero en Atenas (Hch 17,28). Además, como cristianos, todos estamos ya inmersos en la Trinidad por el bautismo, por lo que seguimos inmersos en la vida divina, esa vida eterna del Dios uno y trino. De este modo, estamos llamados a vivir plenamente la vida que nos ha sido donada, experimentando su presencia en nosotros y conociendo así cada vez más el abundante amor por nosotros de las tres Personas divinas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Como subraya Jesús en su oración al Padre antes de su pasión: «Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo» (Jn 17,3). Tal será nuestra misión en la Trinidad, la misión que vivimos ante todo por nosotros mismos, para poder testimoniar y compartir con los demás la gracia de la vida divina en comunión con el Dios uno y trino que tanto nos ha amado y que continúa “a farsi in quattro”, haciendo lo imposible, para salvar aunque sea a un solo hombre. 

 Sugerencias útiles:

 PAPA LEON XIV, Discurso a las Obras Misionales Pontificias, Sala Clementina, Jueves, 22 de mayo de 2025 Antes de concluir el discurso de esta mañana, quisiera reflexionar con ustedes sobre dos elementos distintivos de la identidad de las Obras Misionales Pontificias. Que pueden ser descritas como comunión y universalidad. Como Obras encargadas de participar en el mandato misionero del Papa y del Colegio episcopal, ustedes están llamados a cultivar y promover en sus miembros la visión de la Iglesia como comunión de creyentes, animada por el Espíritu Santo, que nos hace entrar en la perfecta comunión y armonía de la Santísima Trinidad. En efecto, es en la Trinidad en quien todas las cosas encuentran su unidad. Esta dimensión cristiana de nuestra vida y misión la llevo en mi corazón, y se refleja en las palabras de san Agustín que elegí para mi servicio episcopal y ahora para mi ministerio pontificio: In Illo uno unum. Cristo es nuestro Salvador y en Él somos uno, la familia de Dios, más allá de la rica variedad de nuestras lenguas, culturas y experiencias. 

El tomar conciencia de nuestra comunión como miembros del Cuerpo de Cristo nos abre naturalmente a la dimensión universal de la misión evangelizadora de la Iglesia, y nos inspira a ir más allá de los confines de nuestras propias parroquias, diócesis y naciones, para compartir con toda nación y pueblo la sobreabundante riqueza del conocimiento de Jesucristo (cf. Flp 3, 8).

 Un enfoque renovado en la unidad y universalidad de la Iglesia corresponde precisamente al carisma auténtico de las Obras Misionales Pontificias. Como tal, debe inspirar el proceso de renovación de los estatutos que ustedes han iniciado. A este respecto, expreso mi confianza en que este proceso confirmará en su vocación de ser fermento de celo misionero dentro del Pueblo de Dios a los miembros de las Obras en todo el mundo.

 PAPA FRANCISCO, Ángelus, Plaza de San Pedro, Solemnidad de la Santísima Trinidad - Domingo, 30 de mayo de 2021 Dios es el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo. ¡Tres personas, pero Dios es uno! El Padre es Dios, el Hijo es Dios, el Espíritu es Dios. Pero no son tres dioses: es un solo Dios en tres Personas. […] Son Personas. Está el Padre, al que rezo con el Padrenuestro; está el Hijo que me ha dado la redención, la justificación; está el Espíritu Santo que habita en nosotros y habita en la Iglesia. Y este nos habla al corazón, porque lo encontramos encerrado en esa frase de san Juan que resume toda la revelación: «Dios es amor» (1Jn 4,8.16). El Padre es amor, el Hijo es amor, el Espíritu Santo es amor. Y en cuanto es amor, Dios, aunque es uno y único, no es soledad sino comunión, entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Porque el amor es esencialmente don de sí mismo, y en su realidad originaria e infinita es Padre que se da generando al Hijo, que a su vez se da al Padre, y su amor mutuo es el Espíritu Santo, vínculo de su unidad.

 CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA 

244 El origen eterno del Espíritu se revela en su misión temporal. El Espíritu Santo es enviado a los Apóstoles y a la Iglesia tanto por el Padre en nombre del Hijo, como por el Hijo en persona, una vez que vuelve junto al Padre (cf. Jn 14,26; 15,26; 16,14). El envío de la persona del Espíritu tras la glorificación de Jesús (cf. Jn 7,39), revela en plenitud el misterio de la Santa Trinidad. 

253 La Trinidad es una. No confesamos tres dioses sino un solo Dios en tres personas: "la Trinidad consubstancial" (Concilio de Constantinopla II, año 553: DS 421). Las personas divinas no se reparten la única divinidad, sino que cada una de ellas es enteramente Dios: "El Padre es lo mismo que es el Hijo, el Hijo lo mismo que es el Padre, el Padre y el Hijo lo mismo que el Espíritu Santo, es decir, un solo Dios por naturaleza" (Concilio de Toledo XI, año 675: DS 530). "Cada una de las tres personas es esta realidad, es decir, la substancia, la esencia o la naturaleza divina" (Concilio de Letrán IV, año 1215: DS 804). 

255 Las Personas divinas son relativas unas a otras. La distinción real de las Personas entre sí, porque no divide la unidad divina, reside únicamente en las relaciones que las refieren unas a otras: "En los nombres relativos de las personas, el Padre es referido al Hijo, el Hijo lo es al Padre, el Espíritu Santo lo es a los dos; sin embargo, cuando se habla de estas tres Personas considerando las relaciones se cree en una sola naturaleza o substancia" (Concilio de Toledo XI, año 675: DS 528). En efecto, "en Dios todo es uno, excepto lo que comporta relaciones opuestas" (Concilio de Florencia, año 1442: DS 1330). "A causa de esta unidad, el Padre está todo en el Hijo, todo en el Espíritu Santo; el Hijo está todo en el Padre, todo en el Espíritu Santo; el Espíritu Santo está todo en el Padre, todo en el Hijo" (Concilio de Florencia, año 1442: DS 1331).