Con el gozo de la Vida nueva recibida en Cristo Resucitado, nos disponemos a celebrar con toda la Iglesia Universal la JORNADA DE LAS
VOCACIONES NATIVAS, (27 de abril) asociada este año, por
armonía divina, a la canonización de dos grandes testigos y evangelizadores en
nuestra Iglesia: Juan XXIII y Juan Pablo II.
Constatamos con dolor que, en nuestra
tierra, las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada disminuyen
paulatinamente, pero sabemos que el Señor sigue llamando y que muchos jóvenes
de los territorios, llamados de misión, habiendo escuchado la llamada, desean
prepararse para entregar su vida a la causa de Dios y del Reino. Para muchos de
ellos, la falta de recursos económicos necesarios para proporcionarles la
formación adecuada, tanto en las familias como en las Iglesias locales, hace
difícil la realización de su vocación específica en la Iglesia.
Esta es una pequeña llamada a nuestra
generosidad solidaria. Sabemos que, muchos más podrían prepararse para el
ministerio sacerdotal y para la vida consagrada si también tú, yo, nosotros…
pudiéramos ofrecerles una pequeña cantidad de dinero que, sumada a la de otros
hermanos, grupos, parroquias… hiciera posible para ellos la realización de su
sueño: responder a la llamada de Dios y prepararse dignamente para ello.
Sabemos que “Dios no se deja vencer en
generosidad”, lo hemos experimentado muchas veces, y confiamos en que, también
entre nosotros haya una nueva primavera de vocaciones para el servicio de
nuestras iglesias locales y de la misión universal.
También yo sueño… con que estas palabras tengan eco, por ello os doy las gracias desde ahora, uniendo a ello nuestra oración pues, como nos dice nuestro Papa, en el Mensaje de la Jornada, "… todos estamos llamados a adorar a Cristo en nuestro corazón (CF 1 Pe 3,15) para dejarnos alcanzar por el impulso de la gracia que anida en la semilla de la Palabra, que debe crecer en nosotros y transformarse en servicio concreto al prójimo. No debemos tener miedo: Dios sigue con pasión y maestría la obra fruto de sus manos en cada etapa de la vida. Jamás nos abandona. Le interesa que se cumpla su proyecto en nosotros, pero quiere conseguirlo con nuestro asentimiento y nuestra colaboración".
También yo sueño… con que estas palabras tengan eco, por ello os doy las gracias desde ahora, uniendo a ello nuestra oración pues, como nos dice nuestro Papa, en el Mensaje de la Jornada, "… todos estamos llamados a adorar a Cristo en nuestro corazón (CF 1 Pe 3,15) para dejarnos alcanzar por el impulso de la gracia que anida en la semilla de la Palabra, que debe crecer en nosotros y transformarse en servicio concreto al prójimo. No debemos tener miedo: Dios sigue con pasión y maestría la obra fruto de sus manos en cada etapa de la vida. Jamás nos abandona. Le interesa que se cumpla su proyecto en nosotros, pero quiere conseguirlo con nuestro asentimiento y nuestra colaboración".
Lourdes Gabilondo
O.M.P. Tui-Vigo