El próximo domingo 6 de marzo se celebra el Día de Hispanoamérica para ayudar a los 288 sacerdotes españoles de la OCSHA (Obra de Cooperación Sacerdotal Hispanoamericana). Ellos son portadores de la Misericordia de Dios en los rincones más recónditos de la tierra.
Como no podía ser de otra manera, el lema de la campaña en este año jubilar es una invitación a ser "Testigos de misericordia". Y esa palabra, “misericordia”, es la que recorre de punta a cabo el mensaje elaborado para la ocasión por la Pontificia Comisión para América Latina (PCAL). El cardenal canadiense Marc Ouellet, presidente de este organismo vaticano, nos recuerda que “Dios nos ama con un amor gratuito, sin límites, sin esperar nada a cambio, siempre dispuesto a perdonarnos, abrazando incluso nuestras miserias para liberarnos de ellas”. Y que este es un mensaje que debe tener muy presente cada uno de los misioneros y misioneras que sirven a las Iglesias y pueblos de América Latina.
El cardenal Ouellet no solo invita a los misioneros a pasar por la Puerta Santa de las catedrales o santuarios de las Iglesias en que sirven, sino que también les pide que vivan el Jubileo “en toda su profundidad, verdad y belleza”. “Esta experiencia jubilar –les dice– nos pacifica el corazón, nos pone nuevamente en camino más allá de tropiezos y caídas, nos llena de alegría y esperanza, nos alienta ante las dificultades y fracasos, nos convierte en ‘testigos de misericordia’ allí donde la Providencia de Dios nos ha destinado a servirlo en sus hijos más necesitados”.
El presidente de la PCAL recuerda también que el amor de Dios no tiene confines y que supera todas las fronteras, ya sean estas geográficas, étnicas, sociales, políticas o culturales. “Está destinado a todos, sin excepción, sin exclusiones”, insiste. “La misión no es otra cosa que compartir la misericordia compasiva y redentora que Dios me ha hecho experimentar y que quiere ofrecer a todos los hombres”.