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miércoles, 15 de febrero de 2023

Las comunidades de base de Niamey

 El misionero Rafael Marco cuenta cómo se han ido estableciendo en la diócesis de Niamey, una de las dos de Níger, las Comunidades Cristianas de Base (CCB) y cómo se han constituido en su misión de Dosso, siempre en torno de la palabra que “enseguida fluye con desparpajo”.

“Nos está costando. Nuestra comunidad cristiana es bastante heterogénea, la mayor parte emigrantes de distintas etnias de Benín, también de Togo o Burkina que, aunque muchos de ellos han nacido ya aquí, mantienen sus lazos y la mente en sus orígenes. Me voy al país, dicen. Unos para curarse con los métodos ancestrales, otros a un bautizo, a unos funerales, a lo que sea. El país, el de allá, el de fuera y lejos siempre está presente. Cuanto me recuerdan a nuestros emigrantes de los años sesenta cuando yo estudiaba en Francia. La misma mentalidad: Hemos venido a trabajar, a ganar dinero y volver a España lo antes posible para montar… construir… comprar…

En Níger, la mayor parte de obreros: herreros, albañiles, carpinteros, mecánicos… son benineses que viven a base de sacrificios inimaginables. Lo demás es secundario: la formación, el recreo, la fe… Es difícil reunir a la gente, organizar encuentros de formación, de oración, planificar algo juntos… la tendencia es la de ir cada uno a su aire y tener por lo menos la sensación de estar siempre ocupado porque encontrar un trabajo digno y medianamente remunerado, algo muy difícil de encontrar por estas latitudes.

Pero a base de insistir, de animar de mil maneras y de echar mano de la paciencia y del humor, si es posible, parece que se van asentando, funcionando… y hasta encontrándose a gusto hablando de la presión que reciben de la gente por ser cristianos, por hacer la señal de la cruz…

El otro día comentábamos el evangelio del domingo anterior, las bienaventuranzas: Bienaventurados los pobres… los que lloran… los que tienen hambre y sed de justicia…, y enseguida se detuvieron en los perseguidos. ¿Perseguidos? Sí, padre, perseguidos por ser cristianos, porque no rezamos, no ayunamos, porque somos unos paganos. Eso dicen, y les molesta que no seamos musulmanes e intentan convertirnos a toda costa: ofreciéndonos trabajo, negocios, prometiéndonos el oro y… lo que se les ocurre. El que habla es Abel, un buen herrero que preside la comunidad. Es verdad, añade otro, pero no todos, los hay que nos respetan, que comprenden nuestra forma de vivir la fe y algunos hasta dicen que ellos mismos son unos hipócritas. Sí, no es fácil ser cristiano en Níger, sobre todo después de los incendios de iglesias en enero del 2015 y la influencia cada vez mayor de los movimientos yihadistas. Por eso nos parece muy positivo el desarrollo de las comunidades cristianas de base donde los cristianos encuentran apoyo, solidaridad, ánimo y hasta alegría cuando se encuentran en familia, diversas familias, y comparten su fe”.