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martes, 14 de marzo de 2023

El Papa Francisco recibe a “Misión América”

El Papa recibía en el Vaticano a la Junta Directiva de “Misión América”, a la que acompañaron tres obispos españoles de la Comisión Episcopal para las Misiones y la Cooperación entre las Iglesias. En sus palabras les recordó “el desafío de hoy. La misión. Abrir la Iglesia a la misión”.

Con motivo de los 30 años de respaldo, acompañamiento y cooperación con los misioneros españoles por parte de esta ONG vinculada a la Comisión Episcopal de Misiones, el Papa les recibía este sábado 11 de marzo en audiencia privada. Estuvieron presentes en este encuentro el arzobispo de Pamplona-Tudela, Mons. Francisco Pérez, como presidente de la Comisión Episcopal de Misiones de la Conferencia Episcopal Española, Mons. Rafael Zornoza, obispo de Cádiz-Ceuta, y Mons. César Augusto Franco, obispo de Segovia, miembros de la misma Comisión. La delegación de Misión América estuvo formada por su presidente Fernando Redondo, y vocales y voluntarios de la ONG, además de la anterior presidenta Ana Álvarez de Lara, ex presidenta de Manos Unidas.

El Papa agradecía que al cumplir estos 30 años hayan querido “renovar su compromiso con la Iglesia universal, concretado en su trabajo en favor de las misiones en América y África”. Recordó el texto del Apocalipsis, en el que Jesús dice: “estoy en la puerta y llamo”. Pero, señalaba, “el problema de hoy es un poquito distinto. Jesús sigue golpeando la puerta, pero tantas veces desde dentro para que le abramos la puerta y lo dejemos salir. Esto creo que es el desafío de hoy. La misión. Abrir la Iglesia a la misión”.

El Papa valoraba en Misión América las cuatro palabras que definían el camino de estos treinta años: “visibilidad, respeto, voluntariado y colaboración”.

Al igual que Jesús fue enviado por el Padre, “ahora nos envía a nosotros, dando visibilidad a la realidad del dolor, del pecado, de la muerte, no para condenar a nadie —nosotros este dedito lo tenemos muy ejercitado para condenar, y no es lo mejor—. No para condenar a nadie, sino para sanar, sanar a la humanidad, asumiéndola en su propia persona”. Por eso, al organizar campañas de sensibilización para dar a conocer la realidad de América Latina, el horizonte no puede ser otro “que hacer ver sobre ella la mano tendida de Cristo, que en sus llagas nos ofrece el mejor refugio”.

En cuanto al respeto por el otro, “por sus tiempos, sus espacios”. El acompañamiento respeta a cada uno en su libertad y en su necesidad, “para que todos puedan responder a la llamada de Dios, al proyecto que Dios tiene para cada uno de nosotros, según sus tiempos, su camino, su paciencia. Saber esperar”. Sobre el voluntariado, que “es una de las cosas más bellas que tienen las sociedades”, explicaba el Papa que “no es otra cosa que sostener con la oración, el trabajo, la solidaridad a los que, movidos por el mismo Espíritu, caminan por el mundo. Voluntariado de sostenimiento de cualquier manera”.

La imagen de Jesús, “que envía a su Iglesia a la misión, sea para ustedes acicate, para dar visibilidad a las llagas todavía palpables en su Cuerpo místico”, y apoyar el trabajo de los misioneros. “Gracias, en serio, por lo que hacen”, concluía el Papa Francisco. “Ustedes dirán: es poquita cosa, es muy doméstico. Las cosas chiquitas, las cosas domésticas son las que más perseveran”.

Misión América nació como ONG el 17 de noviembre de 1993. Fue fruto de un acuerdo previo tomado en la Reunión bianual, de los sacerdotes misioneros españoles de la OCSHA (Obra para la Cooperación Sacerdotal Hispanoamericana), en Santo Domingo, República Dominicana, en enero de aquel mismo año. Desde entonces ha dedicado sus esfuerzos y ayudas a apoyar la labor de los misioneros, adoptando como criterios para su labor y actuación los mismos de los misioneros: la promoción, respeto y defensa de los derechos humanos; el compromiso por la igualdad y la justicia; el trabajo solidario y corresponsable con los más necesitados; la defensa de un desarrollo sostenible humano y social; la visión y valoración integral de la persona en su dimensión social, cultural y religiosa.